EL DUEÑO Y SEÑOR

Por: Carlos Millares Falcón.

Presidente de la FUNDACION SUCESORES

La Habana, 17 de febrero de 2014.

Para un Habanero o los que aquí viven y siguen diciendo que son de otro lugar, visitar la zona comprendida en el Casco Histórico debe ser un motivo de alegría y regocijo pues allí uno puede reencontrarse con las Plazas, Casonas y objetos de una época pasada de nuestra Historia, el ya lejano siglo XIX.

El recorrido por sus adoquinadas calles y vetustos edificios coloniales; reconstruidos y convertidos hoy en Centros Culturales, casas dedicadas a diferentes personalidades o países o Museos u Hostales etc., etc. se ve empañado por el afán de lucro que el “DUEÑO Y SEÑOR” historiador brillante; de fácil, abundante y cultivado léxico ha imprimido a toda la gestión comercial y a cada uno de los establecimientos que allí se apiñan, a lo largo y ancho de esta bella zona, que si bien es Patrimonio de la Humanidad no es patrimonio de ningún cubano de a pie; como debía ser, pues cada paso está marcado por el CUC y los altos precios de cualquier servicio gastronómico que allí alguien se atreva a solicitar o intente disfrutar.

Los cubanos tratan de aprovechar la coyuntura y librar el sustento ofreciendo de forma paralela toda una serie de variantes a esta situación; desde un vendedor de fosforeras de a $0.25 CUC ofrecida a $1.00 CUC, pasando por un señor con 2 perros en una bicicleta disfrazados con ropas, sombreros y espejuelos sin cristales; que señala al curioso, que para retratarlos debe pagar un CUC, hasta la joven Estatua Viviente y su niño pequeño, que alimenta a las palomas y se conforma después de un elaborado y bien confeccionado vestuario y maquillaje; estoy seguro que le lleva horas de trabajo prepararse, con la limosna que el “extranjero” o el cubano condolido deposita en su canasta. Amén de que todos ellos; solo para estar allí, pagan un impuesto oneroso al señor feudal, dueño de vidas y hacienda: EUSEBIO LEAL SPENGLER.

No dejo de reconocer que la obra de este Señor ha sido muy útil a la Ciudad Vieja, pues sin él allí no quedaría nada y todo se hubiera ido a la “mierda”; en buen cubano, al igual que a lo largo y ancho del País otras cosas han tomado el mismo camino; pero, a quien le ha sido más útil es al Gobierno que la exhibe como una obra de altruismo y preocupación por mi querida y amada ciudad , cuando no es más que uno de las tantas obras y acciones que están dirigidas a engrosar los fondos de un régimen que ha destruido todo mi país y que mantiene a nuestro pueblo sumido en la miseria y en la más grande explotación que ha conocido desde su fundación como República.

Sr. Historiador de la Ciudad, el pueblo cubano no le agradece su obra, al contrario lo repudia y critica y lo tiene identificado; como uno más, de los aprovechados y corruptos funcionarios que tiene el actual Gobierno de Cuba.

Estatua viviente en la Habana Vieja, foto del Autor